lunes, febrero 15, 2010

BERLIN 2010

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com



Las dos películas del día mostraron a dos hombres muy diferentes dejando la cárcel. En la alemana Der Rauber, (El ladrón) se narra la historia aparente verídica de un sujeto llamado Johann Retenberg, quien se pasa los días corriendo, preparándose para un maratón. Entrena corriendo en círculos en el pequeño patio de la prisión o en su misma celda, donde ha conseguido que se le instale una caminadora. Al terminar su condena (por intento de robo a un banco), Johann regresa de inmediato a su vida anterior a la prisión y comienza de nuevo a robar bancos y a prepararse para correr, y termina ganando el maratón de Viena, lo que trae una poco bienvenida notoriedad. Lo interesante es que no se trata de dinero (hablando de los asaltos) ni de ganas de triunfar (hablando de las carreras). Johann no puede dejar de robar o de correr, y al parecer el mismo no puede explicarse el porqué.

En cambio, En ganske snill mann (Un hombre un tanto tranquilo) es una divertida comedia noruega en la que su protagonista, el alguna vez violento Ulrik (Stellan Skargaard) deja la cárcel luego de doce años convertido en un hombre tranquilo. Su intención es la de rehacer su vida y tratar de reconectar con su hijo, pero el grupo de mafiosos con los que se relacionaba antes de ir a prisión insiste en que Ulrik se vengue del hombre que lo denunció. Con el habitual humor negrísimo, a ratos surrealista de las cintas de dicho país (la película recuerda a otras como Historias de la cocina, The Bothersome Men o Junk Mail), el director Hans Peter Moland construye un relato bastante crítico de uno de los países más ricos del mundo mostrando al mismo tiempo el lado amable de dicha depresión.

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