lunes, marzo 02, 2009

Descubrimientos: Roy Andersson

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com


Luego del estrepitoso fracaso de su cinta Giliap, Roy Andersson se deprimió tanto que no volvió a dirigir una película en 20 años. Apenas cinco años antes, Andersson había dirigido uno de los mayores éxitos del cine sueco, En Kärlekshistoria (Una historia de amor, 1970), cinta que obtuvo varios premios en el festival de Berlín, fue la representante de Suecia en los Óscares y se exhibió en todo el mundo (con el título Una historia de amor estilo sueco). La historia de amor de verano de un par de adolescentes en un idílico paisaje dio al público un romance optimista y a los críticos una historia influenciada por Milos Forman y Jiri Menzel. Andersson, sin embargo, se deprimió con el éxito y se alejó del cine durante cinco años.

Intentando alejarse de la dulzura y el naturalismo de su cinta anterior, Andersson decidió hacer una estilizada comedia de humor negro, Giliap (1975) la cual terminó costando mucho más dinero del planeado. Los productores hicieron algunos cambios a la historia y la cinta terminó por ser muy obscura para ser una película comercial, y muy ligera para ser una película “de arte”. Endeudado y triste, Roy Andersson se refugió los siguientes 20 años en el mundo de los comerciales.

Lo que en un principio parecía un castigo, en poco tiempo se convirtió en una fuente inagotable de inspiración; el trabajo continuo en comerciales le proporcionó experiencia que no hubiera podido alcanzar de haber dirigido más películas. En cada rodaje, Andersson comenzó a experimentar y a pulir su muy particular estilo (cámara fija, colores deslavados, poco contraste). Sobre todo, estos rodajes le trajeron un beneficio económico que le permitió crear su propio estudio, ganando con ello cada vez más control creativo. Durante los años ochenta, Andersson dirigió más de 400 comerciales, buena parte de ellos ganadores de premios internacionales. El mismo Ingmar Bergman, con quien Andersson tuvo algunos altercados, declaró que Andersson hacía los mejores comerciales del mundo. (Poco antes de morir, Bergman también reconoció Giliap entre las mejores películas suecas de todos los tiempos.)



En sus ratos libres, en su oficina situada en un segundo piso, comenzó a realizar apuntes para lo que sería su tercera película, Sånger från andra våningen (Canciones del segundo piso, 2000). La película está conformada por medio centenar de planos fijos que duran entre cinco segundos y cinco minutos; el rodaje duró cinco años. La mayoría de los actores, gente común con rasgos particulares que Andersson se encontraba en la calle e invitaba a participar. Andresson construyó un estudio aún más grande, donde se rodó la mayor parte de las escenas. Sin un guión en el sentido estricto. Andersson invirtió todos sus ahorros en rodar los primeros diez minutos, con lo que consiguió el financiamiento restante.



El director declaró en varias ocasiones que la idea era realizar una película que fuera más cercana a la pintura, prestando particular atención a las texturas y a los detalles, para ir más allá de una simple historia. En una ciudad en la que parece haber ocurrido algún tipo de tragedia, un grupo de personajes vive entre montañas de basura, ratas y embotellamientos de tráfico. Buena parte de la población ha escapado, desaparecido o muerto, aunque los habitantes restantes no lo mencionan y parecen ni siquiera darse cuenta. Al centro de todos ellos, un hombre que ha incendiado su mueblería para cobrar el seguro y algunos miembros de su familia, entre ellos un hijo que ”leyó poesía hasta volverse loco”. Con excepcional humor negro, crueldad y elegancia, Andersson hace un retrato nada halagador del futuro cercano. Canciones del segundo piso tuvo cierto éxito y puso de nuevo en el mapa a Andersson, quien siete años después regresó con una cinta aún más extraña.




En Du Levande (Ustedes los vivos, 2007) hay una amenaza inminente, aunque nada clara. Algunos personajes se dirigen directamente a la cámara, relatando problemas amorosos, sueños, simples ocurrencias y un par de canciones. La mayoría parecen ser versiones de carne y hueso de caricaturas. Nuevamente actores no profesionales deambulan entre los elaborados sets que recrean alguna fría ciudad no identificada, lamentándose de la miseria de sus vidas a las notas de Benny Andersson, uno de los miembros de ABBA.

Ustedes los vivos y Canciones del Segundo Piso son, según Andersson, parte de una trilogía sobre la miseria humana, la soledad y el temor. Ojalá no haya que esperar otros veinte años para ver la tercera parte.


Canciones del Segundo piso está disponible en DVD en varias regiones. Historia de Amor acaba de ser relanzada en Francia y se acaba de anunciar su inminente lanzamiento en DVD, simultáneo al de Ustedes los vivos.