jueves, enero 27, 2011

Aventuras en el Botadero: Punk, el fenómeno (American Hardcore)

por E. Gon

Advertencia: no se dejen engañar por el título en español. Ya saben cómo se las ingenian los distribuidores para vender las películas.


En la década de los 70s, muchos de los músicos que se dieron a conocer en la década anterior, se han transformado en artistas maduros y treintañeros, piezas clave del rock para jóvenes que pueden no sólo comprar los discos sino que pueden pagar boletos de precios estratosféricos para asistir y ser uno más de los veinte o cincuenta mil individuos que atiborran un estadio. El rock de estadios se mezcla de manera promiscua con los intereses de las grandes corporaciones que también “descubren” un movimiento musical que al principio era de jóvenes urbanos marginales que buscaban que la música fuera bailable de nuevo. La música disco, hija bastarda del soul y el funk, termina por volverse en un mega fenómeno comercial gracias al impacto mundial de la película “Fiebre de Sábado por la Noche” y su banda sonora compuesta e interpretada en su mayor parte por los Bee Gees. Y para muchos “el rock está muerto” o es lo que algunos quisieran pensar.

Sin embargo, en las entrañas de las ciudades norteamericanas castigadas por una de las peores recesión económicas a finales de los 70’s, se gesta en un mismo caldo de cultivo la siguiente generación de músicos de rock y de rythym and blues (música creada por los afro americanos): por un lado surge el punk y por el otro lado surge el rap, predecesor del hip hop quienes rechazaban el rock de estadio y la música disco como expresión y reflejo de su condición social. El punk (“alguien despreciable”, según el diccionario) como lo conocemos en la actualidad es apenas una de las caras de este movimiento musical contestatario contra el establishment en especial el de los rockeros: no es de a gratis la frase de The Clash en London Calling: “Phoney Beatlemania has bitten the dust” (“La Beatlemanía farsante se ha ido al cuerno”). Grupos como Talking Heads, Blondie o Ramones, son parte de ese movimiento pero como espectadores casuales no los ubicaríamos en la misma escena que Black Flag o Bad Brains. El punk tiene su lado oscuro o, más bien, su lado Hardcore.

Basado en el libro American Hardcore: A Tribal History de Steven Blush (quien además participa en la película como productor ejecutivo y guionista), el documental de Paul Rachman hace un recuento de esta variante del punk norteamericano que a pesar de que se conocía de manera casi clandestina en ciudades tan distintas y distantes como Washington D.C., Boston, San Diego u Oregon, por mencionar algunas, fue de gran influencia para músicos que van de Kurt Cobain a Moby (sí, ese Moby).

Sin caer en testimonios nostálgicos tipo “todo tiempo pasado fue mejor” o “esa era música de verdad y no la mierda que se escucha ahora”, la película narra de manera lineal, directa y con buen ritmo (cual buena canción hardcore) el surgimiento de ésta corriente musical a partir de las inquietudes adolescentes de ponerse en contra de lo que la sociedad (léase padres de familia, escuela y/o iglesia) “quiere y espera” de uno. El renacimiento de la fantasía del American Dream en la clase media con la llegada de Ronald Reagan a su primer periodo presidencial (1981-1985), exacerba por un lado el conservadurismo innato de la gran mayoría de los norteamericanos pero refuerza el rechazo de estos jóvenes que no quieren ese futuro de clean cut kid universitario.

Musicalmente, esos jóvenes rechazaban no sólo al pop por comercial: el pedo también era con el rock predominante (tipo Boston, Journey o Fleetwood Mac) que era comercial, excesivo y, sobre todo, alejado de su naturaleza rebelde con la que había surgido el rock’n’roll. Esos jóvenes encontraron en la simpleza de la música y en el mensaje directo la solución. Las canciones de D.O.A., The Adolescents, Minor Threat y otros tantos eran estructuralmente simples no sólo porque carecían de habilidades en el manejo de los instrumentos y en la composición: querían que la música y en especial las letras de las canciones fueran directo al cerebro con la misma fuerza de un puño cerrado que golpea el rostro de alguien al momento del slam que estallaba en los improvisados escenarios. Y a pesar de la violencia innata del hardcore ( en su música, en lo primitivo de lo que llamaríamos baile, en la manera de vestir y hablar entre otras cosas) el movimiento hardcore no aspiraba a la revolución proletaria o cambiar al mundo (onda hippie-coca cola). La gran virtud y el mayor defecto del hardcore es su crudeza: se marginaba no porque quisiera, era así. ¡Era lo freak de lo freak!.

El filme saca a relucir algunas ironías del rock: mientras Ian Dury and The Blockheads enarbolan el “Sex and Drugs and Rock’n’Roll”, alguien como Ian MacKaye de Minor Threat habla del rechazo a la drogas o el testimonio de un pastor en su iglesia hablando de sus días como seguidor de Circle Jerks.



Lo que esos jóvenes buscaban era su lugar en un país llamado EUA. Porque a final de cuentas, el documental narra, no explica (eso lo hacen los historiadores y los sociólogos) con gran calidez, el apogeo y caída de un movimiento musical fugaz (el film cubre el periodo 1980 a 1986) pero que dejó huella en la sociedad y aún hoy vemos sus influencias.

Un film recomendable para los que gustan del rock pero si eres de esas personas que aún creen que esa música es el camino directo a la condenación del alma, échele un ojo y quizá no le haga cambiar de idea pero sentirá que sus prejuicios lo hacen ver ridículo.




Punk, el fenómeno (American Hardcore. EUA, 2006) Dirigida por Paul Rachman y producida por Steven Blush y Paul Rachman. Basado en el libro American Hardcore: A Tribal History de Steven Blush. Guión de Steven Blush. Duración: 100 min. Disponible en DVD región 4. La versión reseñada tiene escenas eliminadas del corte final, comentarios en audio del director y del guionista y clips musicales de Millions of Dead Cops (MDC), Bad Brain, SS Decontrol, Void, YDI y Jerry’s Kids .