viernes, septiembre 11, 2009

¡Estas momias son indestructibles!

El Cine Mexicano y sus Joyas del Humorismo Involuntario
Pedro Guzmán M.

1: SANTO CONTRAS LAS MOMIAS DE GUANAJUATO

¿En dónde radica el secreto de la fascinación del público mexicano con las películas del Santo? ¿Cómo es posible que hayan adquirido status de documento de culto películas tan, pero tan malas? Este fenómeno quizá solo pueda ser explicado si las analizamos a través de los ojos de una audiencia sesentera y setentera temprana, aún no acostumbrada a las innovaciones tecnológicas en materia de efectos especiales o a los blockbusters hollywoodenses con presupuestos millonarios (o lo que es lo mismo, Darth Vader y un tiburonzote mataron al Santo). En el caso particular de quien esto escribe (y quizá también de gran parte de mi generación), la fascinación se explica a través de los ojos de una audiencia infantil, compuesta por los niños de los 70 y los ochenta, que nos volvimos fieles del culto del Santo vía nuestros padres y sus películas en repetición por el canal nueve; fue de esta manera que yo me acerqué a la película que en esta ocasión diseccionamos, la cual me fascinó y aterrorizó cuando la ví por primera vez, en 1980, en la televisión, y que disfruto enormidades cada vez que la vuelvo a ver, aunque ahora ya no por terrorífica, sino porque de tan, tan mala, es una verdadera joya del humor involuntario. Me refiero a por supuesto a “Santo contra las Momias de Guanajuato”.

Este testamento del Kitsch fue dirigido en 1972 por Federico, el “Pichirilo” Curiel (y no le estoy inventando el apodo, así viene enlistado en su página del indispensable IMDB). Viejo lobo de mar del género de luchadores, el Pichirilo debuta con “Neutrón, el enmascarado negro” en 1961, y fiel a la costumbre de “películas baratas y de rápida factura” del cine mexicano de los 60, se echa la friolera de 20 películas en los siguientes dos años, casi todas de luchadores. Dirige al enmascarado de plata por primera vez en 1962, en “Santo vs el Rey del Crimen”, y en varias ocasiones posteriores.

El primer dato curioso es que la película en realidad no se llama como todo el mundo cree que se llama; “Santo contra las momias de Guanajuato” se llama en realidad “Las momias de Guanajuato” a secas, y en estricto sentido, no es una película del Santo. Sus protagonistas principales, dueños de los primeros dos créditos son Blue Demon y Mil Máscaras; El Santo sólo hace una participación especial… o dicho de mejor manera, llega casi al final de la película a, como siempre, salvarle el pellejo a sus amigos.

El primer detalle, que recibe al espectador cual derechazo de Mike Tyson en sus buenos tiempos, es la terrible música de Gustavo César, uno de los infames hermanos Carrión, quien nos tortura durante la totalidad de la película con un score ejecutado seguramente con dos bongós, una guitarra y un organito Lilly Ledy.

Advierto de antemano que en lo siguiente aparecen detalles que pueden echarles a perder la (¡ja!) trama, o como dicen los gringos, “Spoilers”. Advertidos están.

La secuencia de créditos, además del propósito original, sirve para establecer a un grupo de turistas visitando la bella ciudad de Guanajuato, quienes abordan un autobús para dirigirse al museo de las momias. Y el director decide regalarnos con cuatro minutotes de tomas del autobús recorriendo todo Guanajuato. Sí, cuatro minutos completos. Completitos. Quizá cuatro minutos no parezcan demasiado, y si me estuviera besando con Anne Hathaway, seguramente se sentirían como 10 segundos, pero cuatro minutos de un autobús recorriendo Guanajuato, sin diálogos, sin información que mueva la trama y con la música de Carreón y su Pianosaurio Melódico son una maldita tortura.

Despúes de la secuencia de créditos, arribamos junto con un grupo de turistas al panteón donde se encuentran las momias y arranca propiamente la película; Ahí nos presentan a Pingüino, un enano que funge como guía de turistas. Después de una bonita explicación científica de la razón de la momificación de los cadáveres, que dura unos 6 minutos en total, entramos en materia, a lo mero bueno: Nos presentan a las momias que “por razones desconocidas hasta hoy ¡incluso para los científicos!” (Sic pingüinesco), no han sufrido el proceso de momificación, salvo en sus rostros; O sea, las momias que no son totalmente momias, o lo que es lo mismo, la película debería llamarse, en toda justicia, “Las casi momias de Guanajuato”; En fin. Las casi momias, son una colección de actores, en posición de “engarróteseme ahí” con máscaras de cartón piedra y engrudo, entre las que destaca “Satán “, el antagonista de esta historia, una momia de 2.20 mts de altura, vestida de luchador. Una momia que tiene pacto con el diablo.

Satán era un famoso luchador de finales del siglo XIX que rendía culto al diablo y era campeón del mundo (ignoremos de donde sacó el guionista un campeonato mundial de lucha libre en el siglo XIX, por favor). En 1871 se enfrenta a un antepasado del Santo en una lucha encarnizada por el titulo mundial, en la ciudad de Guanajuato, y obviamente, pierde. Satán, enfurecido, jura que 100 años despúes regresaría a este mundo para vengarse del Santo y de sus adeptos. Y que casualidad… los cien años se cumplen precisamente ese día, precisamente en el momento en que Pingüino está explicando lo anterior. Cuando los turistas salen, las momias vuelven a la vida, y como toda buena momia, levantan los bracitos hacia al frente y le hacen “ay nanita” a la cámara; la cámara alegre responde con un bonito pa’cá y pa’llá, pa’ ti, pa’ mi de mucho miedo.

Pingüino se desmaya, y cuando vuelve en sí, las momias están nuevamente inmóviles. Y como Pingüino es bien pedote, nadie le cree y todos piensan que son alucinaciones de borracho. Pingüino, se va a un centro nocturno a buscar a su amiga Lina, y se para que no le digan “briago” nomás de gratis, se empuja tres fogonazos de un jalón.

Lina es la dama bella y joven de la historia… o por lo menos, todo lo bella y todo lo joven que el presupuesto permitía… y me cae que se nota que era poco presupuesto. Es interpretada por una Élsa Cárdenas ya cerca de los 40, maquillada por su peor enemiga y con una peluca “Mi Alegría”.

En fin, Pingüino le cuenta a Lina acerca de la resurrección de las momias. Obviamente, no le cree nada, por lo que Pingüino la reta y le dice que si no le cree, que lo acompañe al cementerio a comprobarlo por si misma… ¡Y ella acepta! O dicho en otras palabras:
-¿Gustas ir al cementerio, a las dos de la mañana, a ver como resucita una momia asesina de dos metros veinte?
-Sí, como no, con mucho gusto, nada más déjame agarrar mi bolsa.

Pero la momia ya no está… ¡¡Chan chan chaaaaaan!!

Lina va a buscar a su prometido, Mil Máscaras, a la arena donde acaba de tener una lucha de parejas con Blue Demon (al que todo mundo llama “Blú” de cariño… como si los adjetivos calificativos pudieran usarse como nombres… es igual a esa mexicanísima y espantosa costumbre de llamar “Los Rolin” a The Rolling Stones… pero en fin). Lina y Pingüino cuentan a los luchadores la historia de la momiota resucitada y desaparecida. Y ahí nos damos cuenta, entre otras cosas, que Mil Máscaras es un mandilón pusilánime y puqueque de primera.

Luchadores: “No, es imposible, no digan tonterías, ¿cómo va a resucitar una momia?”
Lina: “Ah… ¿No me crees? Entonces toma tu cochino anillo, dáselo a otra, se acabo el compromiso, no me vuelvas a buscar.
Mil Máscaras: “Me han convencido, Blú. ¡Yo les creo! ¿Qué esperamos para ir?

Chale…

Blú (cuya voz, por cierto, es doblada por Víctor Alcocer, también conocido como “Herman Munster”), los convence de que quizá creyeron ver algo que no era. Pero la momiota comienza a hacer estragos por la ciudad, matando gente (bueno, matando a la gente lenta, porque la que se echa a correr se salva).



Tras analizar los asesinatos de la momiota, la policía y Blú llegan, cada quien por su lado, a la misma conclusión: Como las víctimas tenían el cuello roto… ¡Pos’ el asesino tuvo que ser un luchador profesional! (Aunque Mil Máscaras afirma que un deportista es incapaz de cometer un crimen… y aquí se oye una carcajada de O.J. Simpson).

Después de una escena parásita, en la que nos presentan a Julio, (un personaje parásito) el hijo adoptivo de Blú, la momiota sigue a Pingüino a su departamento. Pingüino se despierta y observa la sombra de dicha momia a través de la ventana, y en vez de echarse a correr, o buscar un arma, decide hablarle a Blú por teléfono. No, no estoy mintiendo, decide hablarle a Blú por teléfono… y como la película es de los 70, es teléfono de disco y se tarda 10 segundos en marcar. Obviamente, la momia (que muy linda se esperó hasta que Pingüino terminara de hablar para matarlo) se echa al plato al Pingüino.

“Gracias por llamar a la línea de ayuda
De Blú Demon. Por el momento, todas
Nuestras operadoras se encuentran,,,”

Blú y Mil Máscaras deciden no contarle nada a la policía, porque no les creerían. Cuando los luchadores salen junto con Alicia (Patricia Ferrer), una amiga de Lina, del cuarto del Pingüino tieso, ya los están esperando las momias secuaces, que seguramente vienen equipadas con GPS y localizador de Bludemons… en fin. Blú y Mil (ya me cansé de escribir “Mil Máscaras” completo) se enfrascan en una encarnizada lucha con las momias (bueno, honestamente, se la pasan dándose “judo chops” unos a los otros) y escapan… olvidando a Alicia, por supuesto. Pero cuando Blú abre la puerta para ver a su hijo, Alicia está dormido junto a él (¿?). La momiota se le aparece a Blú, y lo desmaya de un judo chop.

¡JUDO CHOP!

Pero, en vez de matarlo, le quita la máscara y el uniforme. O sea, lo encuera; La momia regresa al panteón y le dice a una de sus momias secuaces, con voz de momia “Tu suplirás a Blúdemon” mientras le entrega el uniforme y la máscara.

Mientras tanto, en el cuartel de la policía, en uno de sus momentos de mayor claridad, el comandante exclama: “¡Sómos unos inútiles! ¿Cómo es posible que no hayamos podido descubrir el menor indicio para la captura de ese asesino?”. ¿Será porque en las tres escenas en las que ha salido la policía, se la pasan sentadotes en la oficina y nunca salen a investigar o a reunir evidencia, GÜEY? ¡¡Los crímenes no se resuelven solos mientras tú te rascas la barbillla para verte inquisitivo!!

Perdón por el exabrupto. Retomamos,

Mientras el Comandante Inútil y su ayudante elaboran teorías estúpidas en su despacho, una piedra rompe la ventana. La piedra viene envuelta en un mensaje anónimo, que dice “Si quieren descubrir al asesino, mañana a media noche vigilen la alhóndiga de granaditas”.

A estas alturas del partido, podemos deducir que las momias quieren inculpar a Blú Demon de los asesinatos.

A ver, agúantenme tantito. Tomémonos una pausa para digerir este concepto.

Las momias, que caminan con los bracitos levantados al frente y haciendo “uuuuugh”, incapaces de correr, que resuelven todo a golpes, elaboraron un plan para inculpar de los asesinatos a Blú Demon.

Y además, se sentaron a escribir un recado anónimo… en letra gótica, con las orillitas recortadas y quemadas para que se viera antiguo.



INT. CEMENTERIO – NOCHE.
MOMIA 1 y MOMIA 2 se encuentran sentados a la mesa, Sobre esta hay tijeras, una vela, lápices, hojas de papel, etc. MOMIA 1 se encuentra escribiendo algo, totalmente concentrado.

MOMIA 2 le da un zape a MOMIA 1

MOMIA 1
Uuuuuuuugh

MOMIA 2
¡“Alhóndiga” lleva acento en la “o”, güey!

MOMIA 1
Uuuuuuuugh


Al siguiente día, el Comandante Inútil, su ayudante y tres policías (o vigilantes o veladores, todos traen uniforme diferente) acuden, en un auto civil, a la Alhóndiga de Granaditas. (Las momias seguramente escogieron este lugar para justificar el título de la película). Los policías, haciendo uso de sus mejores aptitudes detectivescas, se estacionan en el lugar mejor iluminado de toda la calle (o haces trabajo policiaco o cuidas la toma, no se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo). A la distancia, observan como Blú Demon (que en realidad es Blú Momia pero sólo nosotros lo sabemos) asesina a un viejito. Se acercan y le disparan en repetidas ocasiones a Blú Momia, casi a quemarropa. Blú Momia, después de escabecharse a un policía se da la media vuelta y se aleja caminando a paso de momia, con los bracitos levantados y haciendo “uuuuuugh”. ¿Lo corretean los policías? NO. Lo dejan ir, porque seguramente durante el sexenio de Echeverría, el código penal de Guanajuato indicaba que si un sospechoso le daba la espalda a la policía, tenían que dejarlo ir.



El comandante Inútil, en otra de sus perlas de sabiduría, exclama.

COMANDATE INÚTIL
Al menos ya sabemos quien es el asesino… ¡Blú Demon!

O sea, no cabe la posibilidad de que sea cualquier otra persona vestida de Blú Demon. No, tiene que ser el mismísimo Blú Demon. O sea que si el asesino hubiera llevado un traje de charro:

COMANDATE INÚTIL
Al menos ya sabemos quien es el asesino… ¡Pedro Infante!

El comandante Inútil y su escuadrón se dirigen a la casa de Blú Demon en Guanajuato.

TENIENTE ESTÚPIDO
No hay nadie en la casa…

COMANDATE INÚTIL
Sí, ya me lo imaginaba. Estoy seguro que huyó fuera del estado. Avisen a las policías de todo el país.

Mientras tanto, Blú, Julito y Mil se encuentran escondidos en casa de Lina. En Guanajuato. Seguramente a media cuadra de donde la policía los está buscando. Julio, el hijo adoptivo de Blú ve un partido de baseball en la tele. No me pregunten porque, pero al editor se le ocurrió flippear la toma del partido, y después de conectar un hit, ¡El bateador corre al revés! ¡De home hacia tercera! ¡Se los juro! ¡Ni yo podría inventar algo así! Luego, un anunciador interrumpe el partido para traer una noticia de última hora:

ANUNCIADOR
Gran consternación ha causado en todos los círculos deportivos de México y el extranjero, la noticia de que Blú Demon haya resultado ser el asesino maniático de Guanajuato.

O sea, el Comandante inútil todavía no tiene una sola prueba de que Blú Demon sea el asesino… pero ya le aviso a la prensa. Nacional E internacional.

Julito, indignado le grita a la tele: “¡Mentiroso! ¡Mi papá no es un asesino!” (y la transmisión regresa a un partido de Polo, porque se les acabo el pietaje de baseball).



Blú y Mil discuten estrategia y deciden ir al cementerio a destruir a las momias. Como en las películas del Santo, las mujeres son meros elementos decorativos con cero cerebro (ojo, que dije “en las peliculas del Santo”), Julito se le escapa a las inútiles de Lina y Alicia para ir a seguir a su papá y ayudarlo a descubrir al verdadero asesino. Justo en ese momento, las momias con GPS entran a la casa, matan a Alicia y secuestran a Lina.

Mientras Blú y Mil corretean a las momias que acaban de secuestrar a Julito, y la policía corretea a Blú y a Mil, y nadie alcanza a nadie, Santo, el Enmascarado de Plata se acerca en su convertible a Guanajuato, acompañado del Sr. González (también conocido como ese viejo pelón que siempre salía con el Santo). Como vienen muy cansados, deciden quedarse a dormir en Guanajuato:

SANTO
Ahí en Guanajuato hay un muy buen hotel…
¡El Real de Minas!

Adivinen en que hotel se quedaron a domir gratis el cast y crew de la película…

Mientras tanto, Blu y Mil son capturados por las momias y encerrados junto con Lina y Julito en una mazmorra.

Santo arriba a Guanajuato, y nada más de ver a las momias, se les avienta encima a madrazos, sin averiguar antes si son, no se, niños con disfraces de Halloween. Pero yo lo entiendo. Cuando te pasas la vida siendo atacado por lobos y lobas y vampiros y monstruos y científicos locos, pues como que ya andas en automático. En esta escena conocemos a una nueva variedad de momia, llamada “Momia Marica”.

Es una momia que nomás avienta patadas de lejitos, que cada vez que Santo se le acerca, levanta los brazos en actitud de “¡Ahí muere Santo, ya estuvo!”, y que incluso al final de esta escena, solita se tira al piso para que el Santo no le pegue. Santo se avienta un entre con todas las momias, incluida la marica, y se aleja en su convertible.

Mientras tanto, Blú y Mil se despiertan y escapan de la mazmorra. ¿Cómo le hacen? Pues abren la puerta. Las momias son capaces de concebir un elaborado plan para inculpar a Blú Demon, escribiendo anónimos y todo… pero no son para ir a comprar un candado.

Las momias deciden dejarse de estupideces y planecitos y deciden ir por todas las canicas, atacando a toda la población… que quien sabe porqué, se encuentra reunida a medianoche en el centro de la Ciudad. Estas escenas son una maravilla, porque las expresiones de los extras son inenarrables. La señora que no tiene ni idea de que hacer, la que estaba comiéndose un elote, el señor de sombrero que anda hasta las manitas, el que se siente actor y hace caras de terror, todos mirando a cuadro con las manos levantadas en gesto de horror.



Y nadie corre. Las momias se desplazan a 0.073 km/h y nadie corre. Las momias rodean a los pobladores y no los dejan escapar. La masacre es inminente. En eso llega la policía, en el mismo carro de civil pero ahora seguidos por un camión repartidor de leche, y los 8 policías que cuidan tooooda la ciudad de Guanajuato se bajan dispuestos a la lucha. Justo cuando los policías están a punto de abrir fuego contra las momias y la multitud, llega el Santo.

SANTO
¡Esperen! ¡No disparen! ¡Pueden matar a un inocente!

Y el Santo ataca a las momias a mano limpia. Los pobladores, en lugar de huir, hacen bolita alrededor del Santo y se quedan a ver, porque en honor a la verdad ¿Cuándo en tu vida vas a volver a ver al Santo luchando contra 20 momias en tu ciudad, y gratis?

El Santo, después de 6 minutos de luchar contra las momias, exclama la frase de la película… la frase de la historia. LA frase:


SANTO
¡Estas momias son indestructibles¡ ¡HUYAN!

Perdón, con todo respeto…

Santo. ¡NO MAMES!

¿Qué, a poco esperabas destruirlas a cachetadas?

SANTO
¡Estas momias son indestructibles¡
¡Las del mes pasado en Acámbaro explotaban
cuando las pateabas!

En fin, las momias le ponen tremenda pambiza al Santo, y este huye despavorido en su convertible, valiéndole gorro los pobladores y la policía, y hasta el Sr. González, que si se descuida otro poquito también se queda. Mientras tanto, los policías, que seguramente piensan “indestructibles mis coyoles” comienzan a disparar alegremente sobre las momias, incluyendo al glorioso Sargento Metralleta, un actor que como fue al único al que le dieron metralleta, para verse más cool, completó el atuendo con lentes oscuros… a medianoche. Obviamente, las balas no le hacen ni cosquillas a las momias, quienes se dedican a ahorcar a todos los policías… mientras los pobladores observan… porque aunque el Santo ya se fue… ¿Cuándo en tu vida vas a volver a ver a unas momias ahorcando a la policía, y gratis?

Santo llega con el Sr. González al panteón… seguramente porque se equivocó (su intención original era llegar a su hotel ¡El Real de Minas! y esconderse debajo de las cobijas). Como no le queda de otra, se pone a luchar nuevamente con las momias. Después de dos minutos, llegan Blú y Mil… desde adentro del panteón. O sea que los muy ojaldras estuvieron dos minutotes escondidos viendo como se surtían al Santo. En esta escena nos presentan a otra variedad de momia. La momia-teletransportadora. Tres momias APARECEN detrás del Sr González… pero este se echa a correr y se salva. O sea, pueden tele transportarse pero no son capaces de alcanzar a un viejito. Después de tremenda pambiza, el Santo se acuerda de un pequeño detalle:

SANTO
¡Mil Máscaras, ve por las pistolas
que están en el asiento de mi carro!

Mil regresa con tres (convenientemente tres) pistolas doradas de aspecto futurista, las cuáles son en realidad pequeños lanzallamas. Haciendo uso de ellos, nuestros héroes destruyen a todas las momias, al director de fotografía y al sonidista.



Ignoremos el hecho de que cualquier guanajuatense podía haber destruido a las momias con una lata de spray para el cabello y unos cerillos y disfrutemos al Santo cumpliendo con sus obligaciones publicitarias:

MIL
¿Cómo te enteraste de esto, Santo?

SANTO
¿Enterame? ¡Que va¡ El Sr. González y yo nos dirigíamos a San Luis, pero decidimos quedarnos a descansar aquí…
¡En el hotel Real de Minas!

Los policías (sí, todos sobrevivieron… al parecer los imbéciles son más indestructibles que las mismas momias) y nosotros cortamos a:

EXT. ¡EL HOTEL REAL DE MINAS! - Noche.


Close up del logotipo del ¡Hotel Real de Minas!. TILT DOWN al estacionamiento, a donde arriban todos los luchadores, incluyendo Blú Demon, porque aunque él tiene casa en Guanajuato, ¿Quién va querer dormir en su casa cuando existe el HOTEL REAL DE MINAS?!

DISOLVE TO:

Al siguiente día, Santo se despide del gerente del ¡HOTEL REAL DE MINAS!

CUT TO:

Nuestros héroes se alejan en sus tres autos convertibles, ocupando los tres carriles, valiéndoles queso que la carretera sea de doble sentido, rumbo al horizonte.

Y aquí acaba esta joya de la cinematografía mexicana. Lo último, que no podemos dejar de mencionar, es la duración de la película. Desde los créditos iniciales hasta que aparece “FIN”, la peli dura una hora y dieciseis minutos, de los cuales cuatro corresponden a la secuencia de créditos, tres a un número musical en el cabaret, nueve y medio de una lucha de Blú y Mil, cuatro y medio del flashback de la lucha de Santo contra Satán, y tres minutos de un número musical con una rondalla. 24 minutos de paja. Si a eso le restamos los diez minutos aproximados en los que momias y luchadores se pasan dandose de cachetadas unos a otros, la historia en realidad dura 42 minutos.

Si se quieren reír como nunca, les recomiendo que se acerquen a esta joya del humor involuntario y una de las mejores películas del Santo (aunque la corona, el campeonato, el cetro siguen perteneciendo a esa maravilla Kitsch llamada “Santo y Blue Demon contra los Monstruos”).

Comandate Inútil y Sargento Estúpido at their best (6:00)


Comandate Inútil y Sargento Estúpido 2, baseball flippeado,


Momia Marica (5:00)


¡Estas momias son indestructibles¡ ¡Huyan! (además, momias tele-transportadoras y pistolas lanzallamas)
http://www.youtube.com/watch?v=y0tOR7HuX0M