martes, marzo 24, 2009

Descubrimientos: Kiyoshi Kurosawa

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com


El director japonés Kiyoshi Kurosawa ha tenido una extraña carrera. Originario de Kobe, Kurosawa estudió sociología, aunque en sus ratos libres hacía películas en Súper 8, lo que le terminó consiguiendo trabajo como asistente de director en algunas cintas de yakuzas y sobre todo en cintas “pinku”, pariente japonés de las sexicomedias mexicanas y de las películas sexplotation norteamericanas. Fue justamente con una película erótica que debutó en 1982, Kandagawa Wars. La guerra del título es entre un par de mujeres de se dedican a espiar desde su departamento (con un telescopio) a una mujer mayor que se acuesta con su propio hijo. Perdiendo terreno contra la televisión y el cine de Hollywood, el género “pinku” floreció con tales historias de sexo y desenfreno, y siempre y cuando fueran de bajo presupuesto, se rodaran en dos semanas y no mostraran genitales o vello púbico, todo estaba permitido. Varios directores comenzaron su carrera en éstas cintas; Kurosawa realizó varias más, con títulos como La excitación de la Señorita Do-Re-Mi, en la que las escenas de sexo están intercaladas con largas reflexiones filosóficas. A estos trabajos le siguieron varias comedias de yakuzas hechas para video.



La sorpresa vino en 1997, con Cure, película de terror vagamente inspirada por Seven, en la que un policía investigando una extraña serie de crímenes aparentemente inconexos descubre que tiene con el culpable mucho más en común de lo que quisiera aceptar. La cinta fue un éxito de taquilla en Japón y fue invitada a varios festivales. Al mismo tiempo, comenzaron a ponerse de moda las cintas de horror japonés, como Ringu. Kurosawa se convirtió en un director popular, con legiones de fans.



Durante los diez años siguientes, Kurosawa siguió explorando el cine de horror, al igual que sus colegas Takashi Miike y Hideo Nakata. Algunas películas se alejan un poco del género (Bright Future) o lo abrazan por completo, como Kairo, sobre fantasmas que invaden el mundo de los vivos a través de internet, la cual fue objeto de un refrito llamado Pulse. En casi todas sus cintas de éste periodo (Doppleganger, Charisma, Retribution) el papel principal lo lleva Koji Yakucho (Babel).

El año pasado, Kurosawa presentó la que sin duda es su mejor película hasta el momento, Tokyo Sonata. Un hombre pierde su empleo pero su orgullo le impide decírselo a su mujer. Todos los días se pone su traje y corbata y pasa las mañanas matando el tiempo. Su hijo mayor quiere entrar al ejército, el menor quiere estudiar piano, ambas cosas objeto de frecuentes problemas en el hogar. La madre lucha estoicamente por mantener unida a la familia, la cual está a punto de desintegrarse por completo. El horror aquí no son fantasmas o asesinos seriales, si no la ineptitud de la familia para expresar sus emociones. Al igual que en Historia de Tokio (Yasujiro Ozu), con la que ha sido comparada, la película es sorprendentemente emotiva y sus personajes terminan reencontrando el gusto por la vida en los lugares más inesperados. Un poco como el propio Kurosawa, quien luego de las cintas eróticas, de yakuzas (algunas hechas con algunos de sus estudiantes de la escuela de cine Tokio) o de terror, ha realizado un conmovedor melodrama.