viernes, mayo 29, 2009

CANNES ‘09 - El último día

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com

En su recta final, el festival mostró dos cintas completamente diferentes ambientadas en Tokio. Enter the void es una ridícula propuesta de Gaspar Noé, autor de esa otra tontería llamada Irreversible. De hecho, el título de la película puede definir la obra completa de Noé; de un vacío total, uno pensaría que han sido realizadas por un joven de 12 años. La intención es la de provocar shock, lo logrará con aquel espectador que nunca haya visto una revista pornográfica (o Anticristo de Von Trier). Un joven muere en una balacera y su espíritu vaga por las calles de Tokio, supuestamente cuidando de su hermana stripper, a quien le prometió cuando eran niños que siempre la iba a cuidar. Mucho ruido, sexo y referencias incestuosas, es como ver un mal cortometraje estudiantil que se alarga y alarga…

Muy superior resultó Mapa de los sonidos de Tokio de la catalana Isabel Coixet. Si bien la premisa (una asesina a sueldo se enamora de su víctima) nunca termina siendo verosímil, se deja ver, gracias a la presencia de Rinko Kikuchi y Sergi López y la puesta en escena de Coixet, que se basa más que nada en texturas, colores y sonidos como lo indica el título. Con justicia se llevó el premio técnico.

Hablando de premios, el jurado presidido por Isabelle Huppert tuvo algunos aciertos. De todas las cintas en competencia, El listón blanco fue una de las más redondas, a la vez también premio a la coherencia en la carrera del director austriaco. También ganó el premio de la crítica internacional. La otra gran favorita terminó llevándose el gran premio, Un profeta de Jacques Audiard, cinta compleja, fascinante y al mismo tiempo entretenida. Un premio especial a Alain Resnais por su carrera, el premio del jurado a la estupenda Fish Tank y el premio al mejor actor a Christopher Waltz por Inglorious Basterds fueron acertadas decisiones, difíciles de discutir.

En cambio, el premio a Charlotte Gainsburg como mejor actriz, el premio a Brillante Mendoza como mejor director y el premio del jurado a Sed, son bastante cuestionables. No vi Kinatay de Mendoza porque la película que presentó el año pasado, Serbis, es una de las peores películas que he visto en mi vida. Quienes la vieron opinaron algo parecido, pero el jurado seguramente se sintió obligado a premiar riesgos, como los tomados por la intérprete de Anticristo. Giovanna Mezziogiorno en Vincere y Abbie Cornish en Bright Star logran interpretaciones mucho más complejas. En fin, así son los festivales, nunca se puede agradar a todos. Pero después de diez días y treinta y dos películas, uno al menos se va contento.

Michael Haneke, premiado con la Palma de Oro por su película El listón blanco