miércoles, agosto 04, 2010

El cine prohibido

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com


Conforme las historias contadas por los primeros cineastas se iban haciendo más complejas y el medio se popularizaba más, hubo necesidad de regularlo. En Hollywood, los estudios adoptaron en 1934 el Código de producción de películas, mejor conocido como el Código Hays, que prohibía el lenguaje vulgar, las representaciones de sexo (y particularmente las alusiones a “prácticas perversas”), el retrato negativo de la religión y en general toda idea que “fuera en contra de la moral del público). En otros países existen organismos que se encargan de autorizar la distribución de las películas, organismos susceptibles de no permitir la proyección de una película si la consideran ofensiva. A continuación, cinco de las más emblemáticas cintas, que según algunos, no deben verse.

1. Los Demonios (The Devils, Ken Russell, 1971)

Es posible imaginarse lo que estaba pensando el ejecutivo de la Warner Bros. al autorizar el rodaje de Los Demonios. El director disfrutaba aún el éxito (y los Óscares) de su película Women in Love, sus actores (Vanessa Redgrave y Oliver Reed) tenían prestigio y poder de taquilla y la fuente literaria (una novela de Aldous Huxley), sonaban a trancazo garantizado. Sin embargo, fue todo lo contrario (la novela fue inspirada por un hecho real que a su vez inspiró también la cinta Madre Juana de los Ángeles de Jerzy Kawalerowicz). En medio de una violenta guerra entre católicos y protestantes, el cardenal Richelieu convence al rey Luis XIII de destrozar las murallas de algunos pueblos, para evitar que éstos sean tomados por protestantes. Cuando toca el turno al pueblo de Loudun, al cura local no le parece nada la idea, lo cual lo pone en oposición directa con las autoridades. El padre Grenier es bastante carismático y popular y además disfruta de toda clase de placeres mundanos, lo que también le ha ganado un par de enemigos. La madre superiora del convento local, enamorada del padre, lo invita a convertirse en asesor espiritual del mismo y cuando este se niega, la monja finge estar poseída por el demonio, por culpa de Grenier. Las autoridades no tardan acusar al padre de herejía e inician un proceso en su contra.

Además de las escenas de contenido sexual, lo interesante aquí es que la película termina diciendo que el padre, disoluto y mujeriego, resulta ser más cristiano, justo y coherente, que el corrupto y manipulador sistema religioso, aunque quizá lo que más molestó a grupos conservadores fue la escena en el que la madre superiora tiene una fantasía sexual con el padre Grenier, a quien imagina crucificado con todo y corona de espinas. Imaginativa, innovadora, provocadora y además bastante entretenida, Los Demonios fue casi unánimemente vapuleada por la crítica, prohibida en varios países y a la fecha no se encuentra disponible en ningún lado, fuera de un par de copias que aparecen de vez en cuando en festivales especializados y uno que otro VHS.



2. El paso suspendido de la cigüeña (To meteoro vima to pelargu, Theo Anguelopulos, 1991)


A veces, el resultado de la censura es un inesperado éxito de taquilla (como en el caso de El Crimen del Padre Amaro), un desastre comercial (la estupenda The Golden Compass) pero también puede resultar en la eterna condena del alma, dependiendo de las creencias personales. Fue lo que le ocurrió al maestro griego Theo Anguelopulos. Resulta que el obispo del pintoresco poblado de Florina siempre tuvo problemas con el cine del realizador, y cuando se enteró que el rodaje de su nueva cinta se realizaría en el pueblo, el obispo pidió a las autoridades que le negaran los permisos correspondientes, pues la película era anti-cristiana y anti-nacionalista (la película explora el concepto de “frontera” y varios personajes repiten durante la misma que el concepto es inútil, arcaico y prefabricado). Dado que las autoridades no hicieron caso (lo cual, en la sociedad ortodoxa griega ocurre muy pocas veces), el obispo se enojó aún más, amenazando a los locales con excomulgar a todos aquellos que participaran o ayudaran en el rodaje. Esto tampoco funcionó, por lo que una vez comenzado el rodaje, el obispo, ayudado por algunos seguidores, se dedicaban a interrumpir el rodaje a cada oportunidad, robando utilería, abandonando autos en locaciones y haciendo mucho ruido una vez que las cámaras comenzaban a rodar (el obispo instaló bocinas en la catedral para emitir oraciones y amenazas mientras se filmaban algunas escenas). Finalmente, el rodaje concluyó y lo único que le quedó al pobre obispo fue emitir una carta de excomunión a todos el equipo de filmación, equipo que incluía desde luego a Anguelopulos, Marcello Mastroianni y Jeanne Moreau.



3. La última tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, Martin Scorsese, 1988)


Esta es una de las cintas más controvertidas, basada en uno de los libros más controvertidos y como es el caso frecuentemente, buena parte de la controversia ocurrió antes del rodaje. En 1983, grupos cristianos se apresuraron a tratar de impedir el rodaje de la cinta basada en la novela (que no habían leído) de Nikos Kazantakis (excomulgado a causa de la misma), enviando miles de cartas a cada estudio que mostraba interés en realizar la cinta y amenazando boicotear todas las empresas relacionadas con ellos. La organización fue tal que en algún momento se llegaron a recibir cinco mil cartas al día. La distribuidora United Artists (que en ese momento poseía una enorme cantidad de salas) anunció que no exhibiría en sus pantallas la cinta y finalmente, con el riesgo de no poder exhibirla, Paramount decidió abandonar el proyecto. Sin embargo, cinco años más tarde, a insistencia de Scorsese, Paramount Pictures decidió retomar el proyecto, aprovechando que ahora tenía una empresa “hermana”, la cadena de cines Cineplex Odeon, a la que convencieron además de participar como coproductora.

Paramount decidió tomar ciertas precauciones, entre ellas, contratar a un grupo de pastores para realizar un lanzamiento entre grupos cristianos. El líder del grupo aceptó sin leer el guión, y cada vez que pedía ver avances los productores inventaban cualquier excusa. Cuando el pastor finalmente leyó el guión terminado renunció y encabezó después el boicot a la película (aunque no la había visto), llamándola “el fruto de la mente de un grupo de depravados deseando corromper al mundo” y “enferma”, agregando que su exhibición provocaría que los cristianos “perdieran la fe”. Lo que sigue fue una serie de manifestaciones, algunas acompañadas de bombas molotov, que fueron empeorando conforme se acercaba la fecha programada del estreno. En varios países ocurrió lo mismo y en otros, como México, simplemente no se estrenó.

4. Soy curiosa – Amarillo (Jag är nyfiken – gul, Vilgot Sjöman, 1967)


A fines de los sesenta se desató un escándalo debido a una extraña película sueca, cuando fue confiscada en la aduana la primera copia en llegar a Estados Unidos. El director de la compañía Grove Press, la cual se había especializado en la publicación de textos controversiales, como Trópico de Cáncer o El Almuerzo Desnudo, visitaba la feria del libro en Frankfurt y de lo que todo el mundo hablaba no era un libro, sino una original película sueca, que estaba rompiendo records de taquilla en su país y era algo completamente innovador. El editor viajó a Estocolmo y compró los derechos para Estados Unidos. La actriz Lena Nyman interpreta a una joven actriz llamada Lena Nyman, quien mantiene una extraña relación con un director de cine llamado Vilgot Sjöman, interpretado por el director de la película, Vilgot Sjöman… Lena vive con su padre, un borrachín con ideología, y tiene una enorme inquietud por cuestiones sociales y frecuentemente organiza manifestaciones, plantones frente a embajadas y durante el curso de la película entrevista tanto a gente común y corriente como con Martin Luther King y Olof Palme sobre temas como equidad de género, la violencia del ejército y la diferencia de clases sociales.


Además de las constantes rupturas de tono y género, frecuentemente se incluyen carteles informativos, comentarios de un narrador e incluso una invitación a adivinar lo que contiene la bolsa de Lena y ganarse un terreno en España o un crucero de lujo. Sjöman pidió absoluta libertad y 100 000 pies de película blanco y negro (cuando rodar en color era ya la opción más popular). Originalmente de tres horas y media de duración, el director decidió hacer dos cortes complementarios de la película, Amarillo y Azul, según los colores de la bandera sueca (lo cual se recuerda constantemente al espectador, con voces de la nada que gritan “¡Esta es la versión amarilla!”¬. La controversia en Suecia se dio porque además de estar construida de forma nada convencional, la película cuestiona seriamente la posición política de los suecos respecto a muchos temas que nadie se había cuestionado antes; la controversia en Estados Unidos se dio debido a que Lena, además de cuestionarse frecuentemente el papel de la mujer en la sociedad, vive su sexualidad de forma abierta y explícita (Soy curiosa incluye varios desnudos frontales, sobre todo masculinos, que aún son raros en el cine). Se realizó un juicio en contra de Grove Press, acusando Soy Curiosa de “obscenidad”, juicio que perdió, lo cual dio una enorme publicidad a la película. En segunda instancia, un nuevo jurado decidió que la cinta no era obscena, pero cada estado debía decidir si se permitía o no su exhibición. La compañía desarrolló una inteligente estrategia, contratando a abogados en cada estado para defender la exhibición de la película, prometiéndoles pagos proporcionales con las ganancias de taquilla. Mucha gente jamás había visto una película que no estuviera en inglés, lo cual daba cierto status a querer verla (famosamente, Jackie Onassis abandonó la sala mencionando a un paparazzi que era “horriblemente aburrida”). Hasta el estreno de Il Postino, Soy Curiosa era la película (en lengua no inglesa) más taquillera en Estados Unidos.

5. Salò o los 120 días de Sodoma (Salò o le 120 giornate di Sodoma, Pier Paolo Pasolini, 1975)


La controversia puede provocar ganancias y pérdidas en taquilla, puede costarle a los involucrados su carrera (o en el caso de Anguelopulos el eterno reposo de su alma) pero sin duda el realizador que más caro ha pagado el ir contra corriente es Pier Paolo Pasolini, asesinado unos días antes de la premier de Salò. Quizá el ejemplo más clásico del cine prohibido, Salò mantuvo durante muchos años su status de película mítica y prácticamente no fue vista desde su estreno (en los pocos lugares donde se exhibió) hasta que fue relanzada recientemente. Inspirada en la novela igualmente controversial del Marqués de Sade, pero la acción es trasladada a la República Social Italiana, maniobra de Mussolini, cuya capital era el poblado lombardo Salò, donde Pasolini pasó algunos años en su juventud. Cuatro jerarcas fascistas (uno de ellos el obispo local) deciden embarcarse en una espectacular parranda, que incluye comprometerse con sus respectivas hijas, raptar a un grupo de jóvenes (hombres y mujeres) y someterlos al extremo posible de degradación, no sólo sexual (aunque además de los jóvenes raptados aparecen cuatro prostitutas), incluyendo varias escenas de tortura que hacen ver Hostel y Saw como si fueran películas de Disney. Es una cinta difícil de ver, sobre todo al imaginar que algunos de los excesos narrados por Pasolini ocurren siempre en estados totalitarios, pero es sin duda un ejemplo notable del retrato de los lados más oscuros de la mente.



Saló, La última tentación de Cristo y Soy Curiosa (Amarillo y Azul) están disponibles en estupendas ediciones DVD de Criterion. El paso suspendido de la cigüeña está disponible en DVD en Grecia, Francia y España.