lunes, febrero 15, 2010

BERLIN 2010

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com



El tema de hoy en el festival fue la fragilidad de la mente. Las películas presentadas mostraron personajes severamente dañados que han tenido vidas complicadas y cometen errores para corregir otros errores. La menos interesante fue Greenberg, la nueva película del director de Margot at the Wedding, Noah Baumbach. El tal Greenberg del título es un músico frustrado, que acaba de sufrir una crisis nerviosa y llega a Los Ángeles para pasar unos días cuidando la casa de su hermano que se encuentra en el extranjero. Greenberg intenta reconectar con sus amigos de veinte años atrás, quienes se muestran un poco sorprendidos, pues nadie realmente lo aprecia mucho. El problema es que el personaje titular, interpretado por Ben Stiller, es tan desagradable, que no sólo uno se pregunta cómo es que una mujer como la niñera de su hermano, con quien inicia una extrañísima relación, se fijaría siquiera en un hombre así. Es más, uno se pregunta por qué alguien querría hacer una película complete basada en un personaje así.



Mucho más interesante resultó Submarino, del danés Thomas Vinterberg, autor de la celebradísima Festen en 1998. Dos niños se ocupan de su hermano bebé mientras su irresponsable, alcohólica madre se la pasa de juerga. El bebé muere, y en los años siguientes los hermanos se separan pero el incidente nunca es realmente superado; uno de ellos es un violento y solitario borrachín mientras que el otro es un amoroso padre soltero con severos problemas con la heroína. El paisaje es frío y deprimente, pero la película está muy bien armada (dividida en dos partes, primero seguimos la historia de un hermano, sin saber muy bien qué es lo que ha ocurrido con el otro) y tiene muchas cosas recomendables.





Los errores del pasado y el dolor del duelo también pueden manifestarse en realidades alternativas, como lo demuestra Martin Scorsese en Shutter Island. El director se las arregla para inquietar desde las primeras imágenes, y a pesar de ocurrir en los años 50, la película es evidentemente un retrato del clima actual de miedo y paranoia. Desafortunadamente el final no está a la altura de la propuesta, en mi humilde opinión, y lo que pudo haber sido una gran película de terror se queda a medio camino.



El programa del Foro describe La Bocca del lupo (La boca del lobo) como una “historia de amor entre la transexual Mary y Enzo, un siciliano con bigote”. Afortunadamente, la película es mucho más que eso. Documental producido por una fundación jesuita que trabaja en los bajos fondos de la ciudad de Génova, La boca del lobo toma como pretexto a la singular pareja para hablar de la ciudad, a través de material de archivo, películas familiares, películas antiguas y nuevas escenas rodadas en varios formatos. Después de ver tantas historias tristes, el siciliano con bigote resultó ser una verdadera bocanada de aire fresco.

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