martes, mayo 17, 2011

Cannes 2011: Placeres menores

Eduardo Lucatero (@Lucateros)
lucatero@rollodepelicula.com

El escándalo político terminó por invadir el festival. No por la película La conquista, al parecer un nada halagador retrato del aún presidente de Francia, cuyo índice de popularidad está por los suelos, sino por los problemas del director del Fondo Monetario Internacional, (el más probable candidato a desbancar a Sarkozy) acusado de intento de violación por una recamarera de hotel. Los críticos franceses y los empleados del festival se amontonaron frente a los monitores para seguir el escándalo y prestaron poquísima atención a The Beaver, la nueva película dirigida por Jodie Foster, en la que Mel Gibson interpreta a un hombre a punto de perder el juicio, agresivo, violento y con problemas maritales; su semejanza con la realidad mató la película en la taquilla en Estados Unidos, aunque Foster asegura que era lógico, por tratarse de una película muy europea (!).

Uno de los placeres de un festival de este tipo es que siempre es posible meterse a una película de la que no se sabe nada, sólo porque el horario es el adecuado, y sorprenderse gratamente. Fue el caso de la sudafricana Skoonheid (Belleza), interesante historia de un hombre de cierta edad, exitoso, casado y con dos hijas adultas, que al reencontrarse con el hijo de quien fuera en algún tiempo un amigo cercano (el joven lo llama aún “tío”) comienza a interesarse de forma casi malsana en el muchacho, lo cual no puede terminar nada bien. Si bien la cinta tiene algunos problemas, está muy bien interpretada y va a ser objeto de controversia, sobre todo en su país natal, pues el señor y todo su círculo son además consumados racistas.


En la competencia, el finlandés Aki Kaurismaki, quien hace casi veinte años firmara la divertida Vaqueros de Leningrado en América, regresa con su nueva película Le Havre. Un contenedor con varios inmigrantes ilegales africanos, con destino a Londres, termina por error en el puerto epónimo. Un hombre que apenas se gana la vida como zapatero conoce a un niño que se escapa del contenedor para no ser aprehendido y deportado. El zapatero decide ayudarlo escondiéndolo primero y ayudándolo a llegar hasta su madre en Londres después. No hay nada realmente incorrecto con Le Havre, el problema es que justamente, parece haber sido realizada hace veinte años y el director parece refugiarse en terreno conocido, aunque a juzgar por la respuesta del público, el terreno conocido es aún muy aceptable.

No hay comentarios.: