martes, mayo 17, 2011

Cannes 2011: El árbol de la vida

Eduardo Lucatero (@Lucateros)
lucatero@rollodepelicula.com



Terrence Malick es sin duda uno de los directores más influyentes de la historia del cine. La mayoría de los directores independientes modernos se dicen seguidores suyos, realizadores tan variados como los hermanos Coen, David Lynch, Steven Spielberg o Sofía Coppola. Mítico porque además de su estupenda puesta en escena, Malick se mantiene alejado de los reflectores, nunca dá entrevistas y ha realizado solamente 4 películas en 40 años. Por eso, cuando se anunció el año pasado que tenía una nueva película que probablemente estaría lista para presentarse en el festival, tanto críticos como profesionales de cine comenzaron a emocionarse ante la posibilidad de asisitir al estreno mundial de la quinta película de su ídolo. No fue terminada a tiempo, por lo que Venecia, Toronto y Berlín se peleaban la oportunidad de presentarla; pero finalmente se estrena aquí antes de su estreno comercial en todos lados en unos cuantos días.

Ciertamente, era prácticamente imposible cumplir las expectativas de la cinta, sobre todo tratándose de la que es probablemente la película menos interesante del realizador. Ambiciosa y llena de simbolismos, The Tree of Life es visual y formalmente estupenda, pero curiosamente hueca, y peor, un poco aburrida. De todos modos, al menos por la estupenda fotografía del mexicano Emmanuel Lubezki, vale la pena verse.



En cambio, la primera gran sorpresa del festival fue la presencia de The Artist, película muda y rodada en blanco y negro, como si hubiera sido rodada en 1927, año en el que comienza la acción. Las películas mudas son la gran sensación en una muy romántica versión de Hollywood, donde es posible para una joven ser descubierta por un estudio y convertirla en estrella casi de la noche a la mañana. Al mismo tiempo, el amor de la joven es un actor tipo Rodolfo Valentino, en la cumbre de su carrera, pero que comienza su decadencia con la llegada del cine sonoro. Realizada con cuidado y con mucho amor por los clásicos del cine, The Artist fue además divertida, inteligente y conmovedora. Una bocanada de aire fresco.



Lo mismo puede decirse de la menor, aunque simpática película libanesa On va ou maintenant? (Y ahora a donde vamos?), bienintencionada fábula sobre un pueblo en medio oriente donde las mujeres se organizan para evitar que sus maridos e hijos, cristianos y musulmanes, se maten unos a los otros. No es lo más profundo, pero está hecha con brío y al menos, invitará a la reflexión.

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