lunes, mayo 18, 2009

CANNES ‘09 - En busca de Satanás

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com


Desde el principio del festival se esperaba con anticipación éste día, donde dos de los directores más respetados, representados y premiados del mismo presentarían sus nuevos trabajos, y se decía, ambos con fuertes posibilidades de volver a ganarlo. El director inglés Ken Loach presentó hoy Looking for Eric (En busca de Eric) una historia mucho más ligera que de costumbre, en la vena de My name is Joe. La vida no ha tratado muy bien al cartero Eric, quien a sus cincuenta años no ha logrado gran cosa, lleva muchos años separado de su mujer y no tiene el menor respeto de sus hijos adolescentes. Luego de un intento de suicidio, comienza a tener visiones de su ídolo, el ex futbolista Eric Cantona, interpretado por el ex futbolista Eric Cantona, también productor de la cinta. Resulta que Cantona, que se ha dedicado a la actuación luego de retirarse, puso una productora con sus hermanos para realizar una película sobre el futbol y se la ofreció a Loach. Tiene momentos extraordinarios, pero tiene también algunos momentos menos afortunados (en los que se nota la mano del productor), pero vale la pena, sobre todo para los fans de Loach o de Cantona.

El danés Lars von Trier ha probado fortuna en casi todos los géneros, el melodrama (Breaking the waves), el musical (Dancer in the Dark), la comedia corporativa (The Boss of it all) e incluso el porno, a través de su productora Pussy Power. Por eso, nadie se sorprendió cuando anunció que su nuevo proyecto era una cinta de terror.


Antichrist, como otras cintas del director, se divide en capítulos. En un breve prólogo se nos presenta a los personajes (cuyos nombres nunca conocemos) al momento en el que pierden a su único hijo. Intentando reponerse de la pérdida, la pareja se refugia en su casa de campo, una cabina a medio bosque, donde en principio la naturaleza comienza a jugarle a la pareja varias bromas pesadas. La atmósfera es verdaderamente aterradora, con imágenes de una belleza realmente excepcional, hasta que la película comienza a ser ridícula y después, francamente repugnante. La última media hora es una verdadera prueba de resistencia, con un final que ruborizaría a M. Night Shyamalan, y recibió varios abucheos y silbidos, pero también sonoro aplauso de algunos. En la conferencia de prensa, Von Trier declaró “Yo soy el mejor director del mundo” lo que ha orillado a varios críticos a opinar que todo se trata de un mal chiste. Lástima.



Una reflexión mucho más profunda sobre el bien y el mal vino del lugar menos esperado. Ágora, la última realización de Alejandro Amenábar, luego del éxito internacional de Los Otros y Mar Adentro. Amenábar narra la historia de Hypatia, hermosa hija del guardián de la biblioteca de Alejandría (Rachel Weisz), quien más que interesarse en romances cultiva con interés la filosofía y la astronomía. Una vez olvidados los habituales clichés del cine de época (los egipcios, judíos y romanos hablan inglés con una variedad de acentos, llevan siempre ropa impecable y tienen los dientes blanquísimos), encontramos un pertinente alegato en contra del fanatismo religioso y a favor de la ciencia. Tiene además varios niveles de lectura, varias escenas, como la de la destrucción de la biblioteca, son excelentes y sus cometarios acerca de los primeros cristianos son infinitamente más provocadores que la tontería de Von Trier.

Finalmente, la solitaria representante mexicana Daniel y Ana, ópera prima de Michel Franco, se presentó en la Quincena de Realizadores. Daniel y Ana son dos hermanos que llevan una estupenda relación y una vida cómoda y sin complicaciones. Son secuestrados y en lugar de dinero se les exige algo mucho peor. Los dos reaccionan de forma diferente al hecho violento, primero aislándose de su familia y amigos, poco a poco desarrollando emociones más complejas. En otras manos, el material hubiera resultado una telenovela, pero Franco resuelve la cinta con una sobriedad impresionante, con una notable economía de recursos (la mayoría de las escenas están resueltas con uno o dos planos, con la cámara prácticamente fija), sin sensacionalismos. Ana, interpretada por Marimar Vega, es una revelación.

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