viernes, diciembre 23, 2011

Lo mejor del 2011




Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com

10. The Descendants (Alexander Payne)

El director Alexander Payne ha realizado una muy respetable carrera con apenas cinco películas. En las cuatro últimas se ha dedicado a explorar la condición masculina; en particular de hombres cierta edad que no han logrado cumplir sus expectativas y que comienzan a darse cuenta de que quizá no podrán hacerlo. Election y About Schmidt están entre las grandes películas de los últimos años y aunque Sideways y The Descendants son mucho menos interesantes, de todos modos son ampliamente recomendables. En este caso, George Clooney interpreta a un buen hombre, que a pesar de ser parte de un grupo de herederos de un espectacular terreno en Hawaii, ha decidido trabajar mucho y mantener a su familia únicamente de su sueldo, para que sus dos hijas aprendan el valor del trabajo. Sin embargo, su trabajo no le ha permitido estar tan presente en la vida de su familia como él quisiera, y cuando su esposa sufre un accidente y queda en coma, el hombre se da cuenta que tiene muy poco tiempo para retomar el control de su vida. Con su estilo característico, Payne relata la historia de éste hombre con un notable sentido del cine y un humor muy seco (aunque no se trata de una comedia; The Descendants es probablemente la película más deprimente del año).



9. Había una vez en Anatolia (Nuri Bilge Ceilan)



La búsqueda de un cadáver en el campo turco da lugar una serie de reflexiones sobre la identidad masculina en Anatolia, cinta lentísima, fascinante y por momentos casi hipnótica. Los protagonistas tienen orígenes y ocupaciones completamente diferentes, por lo que sus opiniones sobre la vida, la muerte, el papel del gobierno forman un interesante mosaico a la vez que invita a su vez al espectador a llegar a sus propias conclusiones.

8. Martha Marcy May Marlene (Sean Durkin)

Otra película que sorprende por su originalidad, tanto en tema (cultos) como en realización (la película está narrada en dos planos temporales, inteligentemente editados para desorientar una y otra vez al espectador). Martha (Elizabeth Olsen, hermana menor y talentosa de las gemelas Olsen), desaparece misteriosamente durante dos años. Al reaparecer, es obvio que ha atravesado por una experiencia bastante terrible, pero la joven se niega a decir mucho de lo ocurrido. Mientras intenta reintegrarse a una vida “normal”, en flashbacks se nos revela su vida en el culto y la influencia del peligroso líder del mismo.



7. Miss Bala (Gerardo Naranjo)



El cine mexicano parece regodearse en encontrar los lugares más feos, la miseria más abyecta y los personajes más desagradables, dejando la cámara rodar hasta que quizás tales personajes se mueran de aburrimiento, olvidando que finalmente, lo más importante es una buena historia. Ese es el mérito principal de Miss Bala; además de ser un retrato de una triste realidad, es una historia universal (el inocente que sin deberla ni temerla se ve mezclado en un asunto mucho mayor que él del que debe salir al mismo tiempo que intenta comprenderlo), además de ser un entretenido thriller. No puedo esperar a ver el siguiente trabajo de Naranjo.


6. We need to talk about Kevin (Lynne Ramsay)

En la mayoría de las películas, la maternidad llega como recompensa a una serie de sacrificios, como cereza en el pastel después de haber conseguido al príncipe azul o como el catalizador de valores que harán que la pareja logre la felicidad absoluta. Este no es el caso. Aquí, el pequeño Kevin resulta ser un problema para su madre (una impecable Tilda Swinton) casi desde bebé y poco a poco se va dando cuenta que su hijo podría ser un psicópata capaz de hacer cosas horribles. Cuando la tragedia finalmente ocurre, la madre debe además comenzar una nueva vida en una comunidad donde las llagas están aún abiertas.



5. Cave of Forgotten Dreams (Werner Herzog)

Cuando la fatiga del cine 3D parecía haber arrasado con todo el buen gusto, se aparecen dos experimentados directores alemanes para demostrar que es posible hacer uso inteligente del recurso. Wim Wenders, con su muy inteligente y emotivo homenaje a la coreógrafa Pina Baush, y Werner Herzog con un delirante documental sobre pinturas rupestres (y cocodrilos radioactivos).



4. The Artist (Michel Hazanavicius)

En su horrorosa Hugo, Martin Scorsese hace un homenaje al cine de Georges Mélies, con todos los elementos del cine comercial moderno; 3D, mucho dinero, estrellas como Ben Kingsley y Sacha Baron Cohen (hablando con exquisito acento británico) y bastante miel. En algún momento, alguno de los personajes habla de la magia del cine y de lo maravilloso que son los libros. El problema es que es una película para gente que nunca ha visto esas películas o no le gusta leer. Un mucho mejor homenaje a la magia del cine es The Artist, que es una película muda, en blanco y negro (y probablemente costó una décima parte) y rodada como si se tratara de una comedia romántica con Rodolfo Valentino. En cada una de sus escenas, es evidente el amor con el que se reconstruye el cine de los años 20 y el sincero homenaje a las grandes películas de la era.



3. Attenberg (Athina Rachel Tsangari)

Cada vez es más difícil ir al cine y sorprenderse; toparse con algo completamente original e inclasificable. Ese es uno de los placeres de Attenberg. La realizadora propone una extraña fábula en la que una joven que ha vivido toda su vida en una alejada comunidad (que podría o no ser una comunidad experimental), y prácticamente sólo ha tenido contacto con su izquierdista padre y una amiga medio zorra. Al mismo tiempo que debe enfrentarse al hecho de que su padre no le va a durar toda la vida, se da cuenta que en algún momento también va a conocer el sexo, el cual no le interesa particularmente. La película es extraña y definitivamente no es para todos, pero es sorprendentemente emotiva, a pesar de recordarle al espectador una y otra vez que finalmente, los humanos somos una compleja y sofisticada especie de animales, pero animales al fin.



2. Darwin (Nick Brandestini)

A la mitad del desolado Valle de la Muerte, en el sur de California, se encuentra el pueblo Darwin, cuya población es de apenas 35 almas. El pueblo fue fundado durante la fiebre del oro, pero la mayoría de los habitantes lo abandonaron. Ahora, es un lugar cuyo único servicio público es la oficina de correos y donde se puede empezar una nueva vida, lejos del resto del mundo. Lo que más llama la atención de Darwin es el respeto con el que el director se acerca a sus excéntricos personajes; el lugar común hubiera sido explotar la evidente locura de la mayoría de los habitantes. En cambio, Brandestini observa y nos deja observar tranquilamente a este grupo de inadaptados.



1. Melancholia (Lars von Trier)

Al salir de ver Melancholia, tuve la impresión de haber visto una muy buena película y nada más. Sin embargo, durante los días (y los meses siguientes) no pude dejar de pensar en las imágenes de la misma. Una y otra vez, Melancholia regresaba a mi cabeza, particularmente el principio y el final, en donde el planeta Melancolía se estrella con la tierra y todo es aniquilado. Y después, meses después, al finalmente volver a verla, me dí cuenta de que buena parte de lo que recordaba de la cinta era completamente diferente. En sus mejores cintas, von Trier logra que cada nueva visión de las mismas resulte una experiencia diferente y nueva, y como en Dogville, Europa o Los idiotas, el director consigue crear un universo nuevo y fascinante.



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