jueves, mayo 12, 2011

Medianoche en Cannes

Eduardo Lucatero (@Lucateros)
lucatero@rollodepelicula.com


Si el año pasado la crisis económica y el volcán en Islandia afectaron seriamente el festival, este año todo parece estar de vuelta a la normalidad; el mercado aparenta salud, las estrellas han confirmado su presencia y en papel, el festival será un éxito desde cualquier punto de vista. En papel, claro está. Sin embargo, si la ceremonia de inauguración es indicativo de algo, 2011 será un muy buen año.

La película elegida para abrir el certamen fue la nueva cinta de Woody Allen, titulada Midnight in Paris. Al contrario que en otras cintas recientes de Allen, en ésta ocasión el tono es menos pesimista y en cierta forma se trata de un cuento de hadas; Owen Wilson interpreta a un guionista de Hollywood con aspiraciones literarias serias, frecuentemente anclado en la nostalgia por el pasado (el protagonista de su novela tiene una tienda de memorabilia y objetos de principios de siglo). Mientras visita París con su sangrona prometida y los padres de ésta, comienza a tener una serie de episodios (que su novia califica como un posible tumor cerebral) en los que se transporta al París de los años 20, donde transitaban casualmente personajes como F. Scott Fitzgerald, Picasso o Buñuel. La película es similar a La rosa púrpura del Cairo; si bien no llega a esas alturas, es una agradable reflexión sobre la eterna inquietud de que los tiempos pasados siempre han sido mejores. Los detractores de Allen la encontrarán pedante, rebuscada, con personajes insoportables y alejados de la realidad; los fans ya comienzan a colocarla entre las mejores obras del realizador. Como siempre, la realidad se encuentra en un menos controversial punto medio.

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