martes, mayo 18, 2010

Cannes '10 Documentales

Eduardo Lucatero
lucatero@rollodepelicula.com



El año pasado, la lista de directores presentes en el festival era impresionante, compuesta por previos ganadores y grandes nombres conocidos incluso entre gente que no sabe mucho de cine, nombres como Almodóvar o Tarantino. Este año, dado que la lista es más discreta, los pocos nombres provocan grandes colas de hasta tres horas, para ver las nuevas cintas de Woody Allen o Godard. Por cierto, Godard no se molestó en asistir a la presentación de la cinta, que se estrena en Francia al día siguiente, además de que los subtítulos en inglés de Film Socialisme no tienen nada que ver con lo que se dice en pantalla, sino aforismos filosóficos o de plano uno que otro insulto.

Otro veterano en concurso, Bertrand Tavernier, presentó La princesse de Montpensier, una película histórica, cara, muy clásica, que narra los conflictos amorosos de varios hombres alrededor de la princesa del título, en el contexto de las guerras entre católicos y protestantes a fines de la edad media. Filmada con brío y muchos detalles muy buenos, es sin embargo un tanto fría y un poco aburrida.

Este año sobresale la abundante presencia de documentales, algunos muy logrados, otros no tanto. El mejor hasta el momento (y el más extraño) ha sido el italiano Le Quattro volte (Cuatro veces) de Michelangelo Frammartino. Sin una sola palabra, Frammartino explora filosóficamente el ciclo de la vida, en cuatro instancias; los protagonistas de la cinta son un grupo de cabras, un árbol, un viejo pastor y una montaña de carbón. Si bien algunos presentes se irritaron bastante con la radical propuesta y abandonaron la sala, los que se quedaron brindaron una fuerte ovación; la película es, ciertamente, algo bastante inusual.



De una forma similar pero mucho menos exitosa, Sophie Fiennes, hermana de Ralph, intenta darle la vuelta al documental clásico. Over your cities grass will grow (En sus ciudades crecerá el pasto) es un austero retrato del artista plástico Anselm Kiefer y de su obra. El problema es que la obra de Kiefer no es particularmente interesante y el artista mismo nunca dice gran cosa. Es como estar atrapado en una sala de museo donde la exhibición no es particularmente interesante.

Últimamente se ha popularizado cierto tipo de documental “activista”, que termina además con una dirección en internet en la que se puede obtener más información y registrarse para apoyar alguna causa o tomar acción. Eso en si no tiene nada de malo, el problema es que buena parte de dichos filmes están dedicados a un público joven que los cineastas imaginan tienen poca capacidad de retención por lo que deben llenarse de música e imágenes, además de que tienden a un didactismo que generalmente es muy poco cinematográfico. Es el caso de Countdown to Zero, de Lucy Walker, del que se espera, según su productor, que tenga el éxito de An inconvenient truth. Varios políticos, científicos y gente común y corriente saliendo del metro, discuten la problemática de las armas nucleares, lo cerca que hemos estado de una guerra nuclear y lo sencillo que sería para grupos terroristas obtenerlas. Hay muchas cosas muy buenas, como son las intenciones de los involucrados, pero mezclar testimonios de Tony Blair o Gorbachov con los de turistas en Manhattan no es muy serio, como tampoco lo es ilustrar los efectos devastadores de una bomba nuclear con imágenes de gente celebrando el año nuevo.



El director danés Christofer Boe, uno de los favoritos de ésta columna, presentó su último trabajo, Alting bliver godt igen (Todo va a estar bien), que en cierta forma es su cinta más accesible, aunque no deja de ser un rompecabezas, notablemente filmado. Es una de esas cintas que se disfruta más entre menos se sepa de antemano de que se trata.

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